La sangre es un vehículo líquido de comunicación vital, entre los distintos tejidos del
organismo. Entre sus funciones, destacan: Distribución de nutrientes desde el intestino a los tejidos, Intercambio de gases: transporte de oxígeno desde los pulmones hasta los
tejidos y de dióxido de carbono desde los tejidos hasta los pulmones, Transporte de productos de deshecho, resultantes del metabolismo celular,
desde los lugares de producción hasta los de eliminación, Transporte de hormonas desde las glándulas endocrinas hasta los tejidos
diana, Protección frente a microorganismos invasores, Protección frente a hemorragias.
La sangre consta de una parte líquida, el plasma sanguíneo, en el que se encuentran
elementos formes (las células sanguíneas) en suspensión.
Según los antígenos existentes en las membranas de sus eritrocitos, las sangres se dividen en
diversos grupos y tipos. Hay, sobre todo, 2 grupos de antígenos en la membrana de los
glóbulos rojos que tienen mayor tendencia a causar reacciones por transfusión:
Sistema ABO
Sistema Rh.
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